jueves, 30 de septiembre de 2010

Prólogo del libro Operación Masacre (Rodolfo Walsh)

La primera noticia sobre los fusilamientos clandestinos de Junio de 1956 me llegó en forma casual, a fines de ese año, en un café de La Plata donde se jugaba al ajedrez, se hablaba más de Keres o Nimzovitch que de Aramburu y Rojas, y la única maniobra militar que gozaba de algún renombre era el ataque a la bayoneta de Schlechter en la apertura siciliana.
En ese mismo lugar, seis meses antes, nos había sorprendido una medianoche el cercano tiroteo con que empezó el asalto al comando de la segunda división y al departamento de policía, en la fracasada Revolución del Valle. Recuerdo cómo salimos en tropel, los jugadores de ajedrez, los jugadores de codillo y los parroquianos ocasionales, para ver qué festejo era ese, y cómo a medida que nos acercábamos a la plaza San Martín nos íbamos poniendo más serios y éramos cada vez menos, y al fin cuando crucé la plaza, me vi solo, y cuando entré a la estación de ómnibus ya fuimos de nuevo unos cuantos, inclusive un negrito con uniforme de vigilante que se había parapetado detrás de unas gomas y decía que, revolución o no, a él no le iban a quitar el arma, que era un notable Mauser del año 1901.
Recuerdo que después volví a encontrarme solo, en la oscurecida calle 54, donde tres cuadras más adelante debía estar en mi casa, a la que quería llegar y finalmente llegué dos horas más tarde, entre el aroma de los tilos que siempre me ponía nervioso, y esa noche más que otras. Recuerdo la incoercible autonomía de mis piernas, la preferencia que, en cada bocacalle, demostraban por la estación de ómnibus, a la que volvieron por su cuenta dos y tres veces, pero cada vez más lejos, hasta que la última no tuvieron necesidad de volver porque habíamos cruzado la línea de fuego y estábamos en mi casa. Mi casa era peor que el café y peor que la estación de ómnibus, porque había soldados en las azoteas y en la cocina y en los dormitorios, pero principalmente en el baño, y desde entonces he tomado aversión a las casas que están frente a un cuartel, un comando o un departamento de policía.
Tampoco olvido que, pegado a la persiana, oí morir a un conscripto en la calle y ese hombre no dijo: "Viva la patria" sino que dijo: "No me dejen solo, hijos de puta".
Después no quiero recordar más, ni la voz del locutor en la madrugada anunciando que dieciocho civiles han sido ejecutados en Lanús, ni la ola de sangre que anega al país hasta la muerte de Valle. Tengo demasiado para una sola noche. Valle no me interesa. Perón no me interesa, la revolución no me interesa ¿Puedo volver al ajedrez?
Puedo. Al ajedrez y a la literatura fantástica que leo, a los cuentos policiales que escribo, a la novela "seria" que planeo para dentro de algunos años, y a otras cosas que hago para ganarme la vida y que llamo periodismo, aunque no es periodismo. La violencia me ha salpicado las paredes, en la ventanas hay agujeros de balas, he visto un coche agujereado y adentro un hombre con los sesos al aire, pero es solamente el azar lo que me ha puesto eso ante los ojos. Pudo ocurrir a cien kilómetros, pudo ocurrir cuando yo no estaba.
Seis meses más tarde, una noche asfixiante de verano, frente a un vaso de cerveza, un hombre me dice: -Hay un fusilado que vive.
No sé qué es lo que consigue atraerme en esa historia difusa, lejana, erizada de improbabilidades. No sé por qué pido hablar con ese hombre, por qué estoy hablando con Juan Carlos Livraga.
Pero después sé. Miro esa cara, el agujero en la mejilla, el agujero más grande en la garganta, la boca quebrada y los ojos opacos donde se ha quedado flotando una sombra de muerte. Me siento insultado, como me sentí sin saberlo cuando oí aquel grito desgarrador detrás de la persiana.
Livraga me cuenta su historia increíble: la creo en el acto.
Así nace aquella investigación, este libro. La larga noche del 9 de Junio vuelve sobre mí, por segunda vez me saca de "las suaves, tranquilas estaciones". Ahora, durante casi un año no pensaré en otra cosa, abandonaré mi casa y mi trabajo, me llamaré Francisco Freyre, tendré una cédula falsa con ese nombre, un amigo me prestará una casa en el Tigre, durante dos meses viviré en un helado rancho de Merlo, llevaré conmigo un revólver, y a cada momento las figuras del drama volverán obsesivamente: Livraga bañado en sangre caminando por aquel interminable callejón por donde salió de la muerte, y el otro que se salvó con él disparando por el campo entre las balas, y los que se salvaron sin que él supiera, y los que no se salvaron.
Porque lo que sabe Livraga es que eran unos cuantos y los llevaron a fusilar, que eran como diez y los llevaron, y que él y Giunta estaban vivos. Ésa es la historia que le oigo repetir ante el juez, una mañana en que soy el primo de Livraga y por eso puedo entrar en el despacho del juez, donde todo respira discreción y escepticismo, donde el relato suena un poco más absurdo, un grado más tropical, y veo que el juez duda, hasta que la voz de Livraga trepa esa ardua colina detrás de la cual sólo queda el llanto, y hace ademán de desnudarse para que le vean el otro balazo. Entonces estamos todos avergonzados, me parece que el juez se conmueve y a mí vuelve a conmoverme la desgracia de mi primo.
Ésa es la historia que escribo en caliente y de un tirón, para que no me ganen de mano, pero que después se me va arrugando día a día en un bolsillo porque la paseo por todo Buenos Aires y nadie me la quiere publicar, y casi ni enterarse. Es que uno llega a creer en las novelas policiales que ha leído o escrito, y piensa que una historia así, con un muerto que habla, se la van a pelear en las redacciones, piensa que está corriendo una carrera contra el tiempo, que en cualquier momento un diario grande va a mandar una docena de reporteros y fotógrafos como en las películas. En cambio se encuentra con un multitudinario esquive de bulto.
Es cosa de reírse, a doce años de distancia porque se pueden revisar las colecciones de los diarios, y esta historia no existió ni existe.
Así que ambulo por suburbios cada vez más remotos del periodismo, hasta que al fin recalo en un sótano de Leandro Alem donde se hace una hojita gremial, y encuentro un hombre que se anima. Temblando y sudando, porque él tampoco es un héroe de película, sino simplemente un hombre que se anima, y eso es más que un héroe de película. Y la historia sale, es un tremolar de hojitas amarillas en los kioscos, sale sin firma, mal diagramada, con los títulos cambiados, pero sale. La miro con cariño mientras se esfuma en diez millares de manos anónimas.
Pero he tenido más suerte todavía. Desde el principio está conmigo una muchacha que es periodista, se llama Enriqueta Muñiz, se juega entera. Es difícil hacerle justicia en unas pocas líneas. Simplemente quiero decir que en algún lugar de este libro escribo "hice", "fui", "descubrí", debe entenderse "hicimos", "fuimos", "descubrimos". Algunas cosas importantes las consiguió ella sola, como los testimonios de los exiliados Troxler, Benavídez, Gavino. En esa época el mundo no se me presentaba como una serie ordenada de garantías y seguridades, sino más bien como todo lo contrario. En Enriqueta Muñíz encontré esa seguridad, valor, inteligencia que me parecían tan rarificados a mi alrededor.
Así que una tarde tomamos el tren a José León Suarez, llevamos una cámara y un pianito a lápiz que nos ha hecho Livraga, un minucioso plano de colectivero con las rutas y los pasos a nivel, una arboleda marcada y una (x), que es donde fue la cosa. Caminamos como ocho cuadras por un camino pavimentado, en el atardecer, divisamos esa alta y obscura hilera de eucaliptos que al ejecutor Rodríguez Moreno le pareció "un lugar adecuado al efecto", o sea al efecto de tronarlos, y nos encontramos frente a un mar de latas y espejismos. No es el menor de esos espejismos la idea de que un lugar así no puede estar tan tranquilo, tan silencioso y olvidado bajo el sol que se va a poner, sin que nadie vigile la historia prisionera en la basura cortada por la falsa marea de metales muertos que brillan reflexivamente. Pero Enriqueta dice "Aquí fue" y se sienta en la tierra con naturalidad para que le saque una foto de picnic, porque en ese momento pasa por el camino un hombre alto y sombrío con un perro grande y sombrío. No sé por qué uno ve esas cosas. Pero aquí fue, y el relato de Livraga corre ahora con más fuerza, aquí el camino, allá la zanja y por todas partes el basural y la noche.
Al día siguiente vamos a ver al otro que se salvó, Miguel Ángel Guinta, que nos recibe con un portazo en las narices, no nos cree cuando le anunciamos que somos periodistas, nos pide credenciales que no tenemos, y no sé qué le decimos, a través de la mirilla, qué promesa de silencio, qué clave oculta, para que vaya abriendo la puerta de a poco, y vaya saliendo, cosa que le lleva como media hora, y hable, que le lleva mucho más.
Es matador escuchar a Guinta, porque uno tiene la sensación de estar viendo una película que, desde que se rodó aquella noche, gira y gira dentro de su cabeza, sin poder para nunca. Están todos los detallecitos, las caras, los focos, el campo, los menudos ruidos, el frío y el calor, la escapada entre las latas, y el olor a pólvora y a pánico, y uno piensa que cuando termine va a empezar de nuevo, como es seguro que empieza dentro de su cabeza ese continuado eterno. "Así me fusilaron". Pero lo que más aflige es la ofensa que el hombre lleva adentro, cómo está lastimado por ese error que cometieron con él, que es un hombre decente y ni siquiera fue peronista, "y todo el mundo le puede decir quién soy yo". Aunque eso ya no es seguro, porque hay dos Guintas, éste que habla torrencialmente mientras se pasa la gran película, y otro que a veces se distrae y consigue sonreír y hacer un chiste como antes.
Parece que aquí va a terminar el caso, porque no hay más que contar. Dos sobrevivientes, y los demás están muertos. Uno puede publicar el reportaje a Guinta y volver a aquella partida que dejó suspendida en el café hace un mes. Pero no termina. A último momento Giunta se acuerda de una creencia que él tiene, no de algo que sabe, sino de algo que ha imaginado o que oyó murmurar, y es que hay un tercer hombre que se salvó.
Entretanto la gran divinidad de la picana y sus metralletas empieza a tronar desde La Plata. La hojita del reportaje flota en los pasillos de la Jefatura de Policía, y el teniente coronel Fernández Súarez quiere saber qué bochinche es ése. El reportaje no estaba firmado, pero al pie de los originales figuraban mis iniciales. En el diarito trabajaba un periodista con las mismas iniciales, aunque a él le tocaron en otro orden: J. W. R. Una madrugada se despierta para contemplar una interesante concentración de fusiles y otros implementos silogísticos, y su espíritu experimenta esa gran emoción previa a una verdad por revelarse. Lo sacan en calzoncillos y lo trasladan en un vuelo a La Plata y a la Jefatura, lo sientan en un sillón y enfrente está sentado el teniente coronel, que le dice, "Y ahora por favor, hágame un reportaje a mí". El periodista aclara que no es a él a quien corresponden esos honores, mientras por lo bajo se acuerda de mi madre.
La rueda sigue girando, hay que ir por esos andurriales en busca del tercer hombre, Horacio di Chiano, que se ha vuelto lombriz y vive bajo tierra. Parece que ya nos conocen en muchas partes, los chicos por lo menos nos siguen, y un día una nena nos para en la calle.
-El señor que ustedes buscan -nos dice-, está en su casa. Les van a decir que no está, pero está.
-¿Y vos sabés por qué vinimos?
-Si, yo sé todo.
Bueno, Casandra.
Nos dicen que no está, pero está, y hay que ir venciendo las barreras protectoras, las cautelosas deidades que custodian a un enterrado vivo, esta pared, esta cara que niega y desconfía. Se pasa del sol de la calle a la sombra del porch, se pide un vaso de agua y se está adentro, en la oscuridad, se pronuncian palabras-ganzúa, hasta que la más oxidada del manojo funciona, y don Horacio di Chiano sube la escalera tomado de la mano de su mujer, que lo trae como un chico.
Así que son tres.
Al día siguiente llega el periódico una carta anónima y dice que "lograron fugar: Livraga, Giunta y el suboficial Gavino".
Así que son cuatro. Y Gavino, dice la carta, "pudo meterse en la embajada de Bolivia y asilarse a aquel país".
En la embajada de Bolivia no encuentro pues a Gavino, pero encuentro a su amigo Torres, que sonríe, cuenta con los dedos, me dice: "Le faltan dos", y me habla de Troxler y Benavídez.
Así que son seis.
Y ya que estamos, ¿no serán siete? Puede ser, me dice Torres, porque había un sargento, con un apellido muy común, algo así, como García o Rodríguez, y nadie sabe qué ha sido de él.
A los dos o tres días vuelvo a ver a Torres y le disparo a quemarropa:
-Rogelio Díaz.
Se le ilumina la cara.
-¿Cómo hizo?
Ya no recuerdo cómo hice. Pero son siete.
Entonces puedo sentarme, porque ya he hablado con sobrevivientes, viudas, huérfanos, conspiradores, asilados, prófugos, delatores presuntos, héroes anónimos. En el mes de Mayo, tengo escrita la mitad de este libro. Otra vez el paseo en busca de alguien que lo publique. Por esa epoca los hermanos Jacovella han sacado una revista. Hablo con Bruno, después con Tulio. Tulio Jacovella lee el manuscrito, y se ríe, no del manuscrito, sino del lío en que se va a meter, y se mete.
Lo demás es el relato que sigue. Se publicó en "Mayoría", de Mayo a Julio de 1957. Después hubo apéndices, corolarios, desmentidas y réplicas, que prolongaron esa campaña hasta Abril de 1958. Los he suprimido, así como parte de la evidencia que usé entonces y que reemplazo aquí por otra más categórica. Frente a esta nueva evidencia, creo que la polémica queda descartada.
Agredecimientos: al doctor Jorge Doglia, ex jefe de la división judicial de la policía de la provincia, exonerado por sus denuncias sobre este caso; al doctor Máximo von Kotsch, abogado de Juan C. Livraga y Miguel Giunta; a Leónidas Barletta, director del periódico "Propósitos", donde se publicó la denuncia inicial de Livraga; al doctor Cerruti Costa, director del desaparecido periódico "Revolución Nacional", donde aparecieron los primeros reportajes sobre este caso; A Bruno y Tulio Jacovella; al doctor Marcelo Sánchez Sorondo, que publicó la primera edición en libro de este relato; a Edmundo A. Súarez, exonerado de Radio del Estado por darme una fotocopia del libro de locutores de esa emisora, que probaba la hora exacta en que promulgó la ley marcial; al ex terrorista llamado "Marcelo", que se arriesgó a traerme información, y poco después fue atrozmente picaneado; al informante anónimo que firmaba "Atilas"; a la anónima Casandra, que sabía todo; a Horacio Manigua, que me dio albergue; a los familiares de las víctimas.



miércoles, 29 de septiembre de 2010

viernes, 24 de septiembre de 2010

La historia de Los Simpson (Última parte)

La cerveza Duff

Un cervecero mexicano ha lanzado la marca de cerveza "Duff" y está siendo todo un éxito en la ciudad mexicana de Guadalajara. Al propietario de "Cervezas Minerva" se le ocurrió registrar la marca "Cervezas Duff" en el año 2005 y se encontró con la gran sorpresa de que la marca no estaba patentada. De momento la cerveza Duff, cuyo logo y presentación es idéntico a la cerveza preferida de Homer, sólo se han distribuido en Guadalajara (México), pero su éxito hará que su producción aumente. Las 400 primeras cajas se agotaron en una semana. Aunque de momento sólo hay una variedad de cerveza Duff real, tal vez aparezcan también distintas versiones que se ha podido ver en Los Simpson todos estos años: Duff Zero (sin alcohol), Duff light, Duff Negra, Duff Seca, Duff de frambuesa, Duff semi importada, la Duff Antisarro y la "Buzz Cola".


Curiosidades

_ Cuando la radio le regala un elefante a Bart y estos escapan, Flanders exclama: "Los cuatro elefantes del Apocalipsis" mientras su mujer le corrige diciéndole: "Los cuatro jinetes". Este chiste se pierde al ser traducido, en inglés los cuatro jinetes se les llama "los cuatro fantasmas" (The four phantom) que es una palabra que se asemeja a elefante (elephant).

_ En el episodio de la temporada 16 Homer-Móvil (Mobile Homer), Lisa encuentra un mapa de Los Picapiedra en el que hay una anotación sobre Dino y concluye Homer "Preguntarle a Jeeves"; en la versión doblada para España, sustituyen esa frase por otra que dice: "Consultarlo en Wikipedia".

_ El pelo de la nuca de Homer y la oreja, forman dos letras, una M y una G, que son las iniciales de Matt Groening.

_ En el episodio donde le hacen una auditoría a Homer, descubre que la J de Homer J. Simpson es de Jay (que en inglés se pronuncia exactamente igual que la letra J).

_El color de la piel de los personajes es siempre: RGB 255/217/15.

_ Según el permiso de conducir de Homer, C40403243, mide 1,76, pesa 108 kilos, tiene ojos azules, es calvo y nació el 12 de Mayo de 1956.

_ El primer capítulo de noche de brujas (especial de Halloween en la versión española) no se realizó hasta la segunda temporada.

_ En muchos de los episodios de las primeras temporadas se puede ver que a veces Lisa tiene el color normal de su collar y en otras partes su color cambia por el color del collar de Marge. A veces a Marge le sucede lo mismo con el color del collar de Lisa.

_ En la parodia que hacen de El resplandor, mientras Homer enciende el televisor, Maggie escribe con los cubos "Redrum" como Danny Torrance en la película.

_ La mayor parte de los personajes de la serie son zurdos. De hecho, Ned Flanders tiene una tienda especial que vende productos para gente zurda.

_ La familia ha viajado alrededor del mundo, sus destinos han sido, Inglaterra, Japón, Brasil, China y Canadá. En el episodio donde viajan a Japón, Bart sintoniza en la televisión del hotel una serie de animación japonesa (Anime) donde aparecían unos robots que proyectaban unas luces intermitentes desde sus ojos, luego de verlos, él junto a toda su familia, sufren convulsiones. Esto hace parodia al incidente ocurrido en Japón, el 16 de Diciembre de 1997, donde varios niños sufrieron convulsiones tras ver un episodio de una serie de Anime llamada Pokemon, donde ocurrían cambios muy rápidos de colores rojo y azul.

Contradicciones

_ En un capítulo dicen que la estupidez de Homer se debe a que sus genes le provocan una tendencia a la idiotez desde la infancia (lo que luego también le ocurre a Bart), pero en otro culpan de ello a un lápiz de cera (crayon) que Homer se metió por la nariz cuando era pequeño y que le llegó al cerebro; en un tercer capítulo culpan a un medicamento de prueba que el ejército le inyectó a Homer que podría causarle leve retardo mental. Un cuarto capítulo revela que Homer es estúpido por falta de cabello y otro dice que es causa de los numerosos golpes que ha recibido. En otro capítulo en donde una productora usa el nombre de Homer Simpson en un policía gordo e inútil, dicen que él no es estúpido, sino un pez grande en un mundo que no lo comprende.

_ Homer y Marge han celebrado varias veces su aniversario de bodas. Sin embargo, Maggie, Bart y Lisa han cumplido años una vez y, además, todavía no han subido de curso.

_ Antes de cumplir años en el capítulo "Papá, loco de atar", Lisa tenía ocho años. Sin embargo, después de ese capítulo sigue teniendo 8 años.

_ Al Señor Burns se le ha visto conduciendo automóviles en varias ocasiones, como la vez que atropelló a Bart; sin embargo, en otros episodios como "Homer, el Smithers" aseguran que no sabía conducir o que nunca lo había hecho.

_ El padre de Nelson aparece en el capítulo del equipo de fútbol americano como un hombre joven en motocicleta; luego en posteriores episodios se dice que era un hombre viejo que un día salió a comprar cigarrillos y jamás regresó. En un capítulo Bart lo encuentra: Cuando fue a comprar cigarrillos comió una barra de maní (al que es alérgico) y eso le hincha la cara. Como parecía un fenómeno (una especie de hombre elefante), se lo lleva un circo como monstruo y no lograba recuperarse porque la gente le arrojaba maní; aunque esto luego se contradice; ya que en un episodio de la 16º temporada, cuando ven el futuro Bart y Lisa, Nelson dijo que su padre nunca regresó y que entiende por qué se fue (ya que en el futuro, Nelson había tenido 4 hijos no deseados con Sherry y Terry).

_ En algunos episodios (como en el que Homer ve a un extraterrestre que resulta ser el Señor Burns) para llegar a la taberna de Moe hay que cruzar un bosque desde la casa de Los Simpson. En otros capítulos (como el que Marge inconscientemente odia a Homer y lo atropella sin querer) la taberna de Moe, está en la esquina de la misma calle de la casa de Los Simpson.

_ En el último episodio de la tercera temporada, Bart rompe el sofá de la sala, Homer quiere otro y al final el sofá viejo está en pie.

_ Otro error ilógico son las fotos navideñas del capítulo "Marge, no seas orgullosa", en el cual aparecen las fotos de tres navidades y... ¡sorpresa! Maggie aparece en las tres cuando sólo tiene un año y todo ello sin variar de aspecto.

_ En el capítulo "Oh brother ¿where are you? (¿Donde estás hermano?), el director del asilo resulta ser evidentemente un gemelo del Dr. Julius Hibbert, quien sin embargo también aparece como hermano (de manera obvia) de Encías Sangrantes, por lo que el director del asilo tendría que ser en efecto, Encías Sangrantes Murphy. Por otro lado podría ser un segundo hermano perdido del Dr. Hibbert, aún más, nunca se especificó si efectivamente Encías Sangrantes era hermano de él, sólo se sugirió.

_ Otro error, en el capítulo donde Homer y Marge se escapan a Miami de Bart y Lisa, Bart tiene una tarjeta de crédito a nombre de Todd Flanders, algo que es imposible debido a la edad de Todd.

_ Hay muchas versiones sobre los primeros años de matrimonio de Homer y Marge, en una de ellas viven en casa de los padres, en otra en un barrio marginal, en otra siempre vivieron en la misma casa... En la mayoría se casaron debido a que Marge estaba embarazada de Bart.

_ También hay divergencias en la infancia del Señor Burns, en una versión abandonó a sus padres (y a su osito Bobo) por un ricachón en limusina al que nunca se le vió la cara y en otra era hijo del director de la central nuclear. También se contradice, por que en el episodio donde Bart encuentra un billete de 100 dólares, al retirar el dinero, Burns le pregunta a Smithers "¿Cúal es mi contraseña?, a lo que este responde "Su edad, Señor" y Burns presiona cuatro dígitos, por lo que su edad mínima sería de 1000, así que en su infancia no había limusina. Además, en un episodio aparece un retrato del Señor Burns asustando niños en el siglo XIX.

_ Aunque Krusty fue presidente de estudiantes en la escuela elemental de Springfield es analfabeto.

_ Krusty y Homer sufrieron del corazón y fueron operados; sin embargo, Krusty tiene la cicatriz de la operación y Homer no la tiene.

_ En la quinta temporada, Apu es llamado a ser jurado para el juicio de Freddy Quimby, sobrino del alcalde Quimby. Lo curioso es que para ser jurado se necesita ser ciudadano de Estados Unidos, pero él no lo era en aquél entonces. Apu no se convierte en ciudadano estadounidense hasta la séptima temporada.

_ En una de las últimas escenas del primer capítulo se ve la foto de Bart cerca de las escaleras. En la siguiente escena, la foto está al reves.

_ La casa que hay justo en frente de Los Simpsons aparece como una casa normal en la mayoría de los episodios, igual que todas las del barrio, pero en una ocasión aparece como una gran mansión donde se instaló el ex presidente de EUA, George Bush padre y posteriormente el ex-presidente Gerald Ford.

_ El jardín trasero de Los Simpsons cambia constantemente de tamaño.

_ En el episodio "Dos malos vecinos", cuando el ex-presidente G. Bush se muda enfrente de Los Simpson, al principio Homer y Bart se dirigen a entregar volantes a la comunidad, cuando pasan por una calle está Apu lavando su auto, pero en el episodio cuando Homer le da un pony a Lisa, en una escena aparece Apu en un apartamento en el Condominio Fiesta Terrace.

_ En el capítulo en el que recuerdan el nacimiento de Maggie, también recuerdan cuando Marge da la noticia a Homer de los embarazos de Bart y Lisa, ambos los comunica en el sillón familiar en la casa de la familia. Bien, eso es falso ya que de todos es conocido que cuando Marge queda embarazada de Bart, estaban solteros y Marge vivía en la casa de su madre (aunque es bueno admitir que la casa de los padres de Marge es idéntica a la casa donde terminarán viviendo, como lo podemos ver en el episodio "Los años que vivimos"). Cuando se queda embarazada de Lisa, vivían en un apartamento en un barrio marginal de Springfield. En ese mismo recuerdo, cuando Homer corre por las escaleras para hacer un berrinche en su cuarto, se pueden ver en la pared fotos de Lisa y Bart.

Fuente (Parte 1, 2, 3 y última): http://www.elwater.cl/showthread.php?t=49652

jueves, 23 de septiembre de 2010

La historia de Los Simpson (Parte 3)

Frases Célebres

_ Lisa le cuenta a Bart que los nativos americanos adoraban como dioses a marmotas, águilas... A lo que Bart le responde: Menos mal que la humanidad recobró la cordura y ahora adoramos a un carpintero de hace dos mil años.

_ Marge: Los ricos son como los pobres, pero mejores socialmente.

_ Lisa: Hoy no va a llegar el fín del mundo, tan solo cien años más de calentamiento global y adiós.

_ Homer: La vida es un fracaso tras otro hasta que empiezas a desear que Flanders se muera.

_ Homer: La historia de Juana de Arco sucedió en un país imaginario llamado "Francia".

_ Homer: No fue tarea nada fácil cuidar de una mujer embarazada y de un niño problemático, pero a pesar de eso, me las arreglaba para ver ocho horas de televisión.

_ Homer: En la vida hay tres tipos de hombres, los que saben contar y los que no.

_ Homer: Te esforzaste y, ¿para qué? Para nada. Moraleja: no te esfuerces más.

_ Homer: ¿Cómo va a hacer la educación sentirnos mejor? Cada vez que aprendo algo nuevo empuja a algo que ya había aprendido. Recuerda cuando hice aquel curso de probador de vinos, que se me olvidó cómo conducir.

_ Homer: Tú estás en todas partes, Señor, eres omnívoro.

_ Homer: El primer paso hacia el fracaso es intentarlo.

_ Homer: No hay que darle dinero bueno al malo.

_ Homer: Dios es mi personaje de ficción favorito.

_ Homer: Si crees que eres bueno para algo, recuerda que hay un millón mejor que tú.

_ Homer: ¡Ohh!

_ Bart: ¡Yo no he sido!

Homenajes

Se ha hablado mucho de que en Los Simpsons hacen homenajes de numerosas películas, algunas incluso prácticamente no se notan y otros son más perceptibles. Numerosos directores vivos o muertos: Kubrick, Wells, Hitchcock, Buñuel, Fleming, Wyler, Disney, etc. Estos son algunos de los homenajes:

_ En Gump Roast, el capítulo comienza como el final de Forrest Gump de Robert Zemeckis.

_ En La Casa del Horror IV, hay una historia-parodia de El Resplandor de Kubrick.

_ En una Casa del Terror, Bart va disfrazado como Álex Delarge, el protagonista de La naranja mecánica.

_ En Homer en el espacio profundo, Bart lanza un bolígrafo al aire que se convierte en un satélite, haciendo una referencia a 2001: Odisea en el espacio de Stanley Kubrick.

_ Cuando el pequeño ayudante de Santa Claus se escapa de casa, lo recoge Burns como perro guardían, pero al no ser apto por ser demasiado cariñoso, le hace ver películas al estilo La naranja mecánica de Kubrick.

_ En Bart, el general, los aprendices se entrenan de una manera similar a La chaqueta metálica.

_ En el capítulo Dos coches en cada garaje y tres ojos en cada pez, Burns tiene un ligero comportamiento a Charles Foster Kane, de la película de Orson Welles.

_ En Ciudadano Burns, se hace otra parodia de la película El Ciudadano Kane.

_ En La casa del Árbol del Terror 3, Homer aparece como lo hiciera Hitchcock en su serie: Alfred Hitchcock presenta.

_ En Rasca, Pica y Marge, recrean la escena del asesinato de Marion Crane en la ducha, con Maggie pegándole con un mazo a Homer, refiriéndose a la película Psicosis de Alfred Hitchcock.

_ En Bart vende su alma, un borracho cuenta que le robaron numerosas ideas. Se puede oír claramente varios nombres de personajes famosos entre ellos Alfred Hitchcock, sin que se pueda oír el contexto en que lo dice.

_ En varios capítulos han aparecido cuervos o pájaros haciendo referencia a la película de Alfred Hitchcock, Los pájaros. En una Casa del Terror hacen una parodia de una escena de la película dónde se puede ver a delfines encima de postes telefónicos.

_ En Un tranvía llamado Marge, cuando Homer va ha recoger a Maggie a la guardería, numerosos bebés están chupando chupetes con la mirada perdida, mientras Homer anda cuidadosamente entre ellos. Hace referencia a la última escena de Los pájaros. Una vez que salen de la guardería podemos ver una caricatura de Alfred Hitchcock paseando a sus perros, como en Los pájaros.

_ En la primera temporada, la escuela tiene un campanario similar al de Vértigo, de Alfred Hitchcock. Cuando el director sube en uno de los capítulos, este sufre la misma visión que James Stewart en Vértigo.

_ En Homer contra Lisa, Homer se lanza sobre el camión de la TV por cable de la misma forma que Cary Grant lo hace contra un camión en Con la muerte en los talones de Alfred Hitchcock.

_ En Flameado de Moe, un grupo de chicas atosiga a Bart mientras suena la música de Con la muerte en los talones.

_ La película Psicosis es homenajeada en varios capítulos y de distinta forma, varias veces se ha oído la banda sonora. En un capítulo, el directo Skinner se comunica con su madre desde el colegio mientras mira por la ventana su casa, que es la de Norman Bates.

_ En El Bart oscuro, el capítulo hace un homenaje a la película La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock. También el capítulo hace referencia a Un perro andaluz de Buñuel, cuando Bart entra en casa de Flanders arrastando un triciclo y un perro.

_ En otro capítulo Flanders sube a un campanario y dispara a todos los que dice llamar Homer, escena similar a El fantasma de la libertad de Buñuel, cuando un asesino se dedica a disparar con un francotirador a todo el mundo.

_ En otro capítulo, Homer cree haber descubierto el día del juicio final, al no creerle nadie es el único que asciende al cielo y habla con Dios. Al añorar a su familia le pide que devuelva todo a su estado normal, pero Homer le pide que se abra la taberna de Moe, anteriormente cerrada. Al entrar en ella hace una obscena imitación de la Última cena de Da Vinci, con música de Haendel de fondo, similar a la que hizo Buñuel en Viridiana.

_ Cuando Homer decide adelgazar grita posesivo: "Allá pongo por testigo que ya siempre pasaré hambre", contradiciendo a la película Lo que el viento se llevó de Fleming. También podemos ver una versión para la tercera edad donde el final es distinto.

_ Cuando Bart despierta de un coma después de haber sido atropellado por Burns, le dice a sus padres que les había visto en el infierno como en El mago de oz de Fleming.

_ En un especial de La Casa del Terror, Homer muere y tiene que realizar una buena acción para entrar en el cielo, cuando sólo queda un minuto, un carrito de bebé cae por las escaleras como en El Acorazado Potemkin de Eisenstein.

_ Cuando Moe no le quiere leer "Alicia en el país de las maravillas" a Maggie por parecerle demasiado pornográfico, decide contarle la historia de El padrino de Francis Ford Coppola.

_ En El Drácula de Bart Simpson, se hace una referencia a Drácula de Bram Stocker, de Francis Ford Coppola.

_ En El pony de Lisa, hace una escena similar a la de El padrino cuando se encuentra la cabeza de caballo en la cama.

_ Cuando Bart roba un envase con monedas y su padre le pilla, escapa de la casa como Indiana Jones y el Templo Maldito de Steven Spielberg.

_ En atrápalos si puedes, Marge y Homer huyen de Lisa y Bart. El dibujo de estos es similar a la de los títulos de crédito de Atrápame si puedes de Spielberg.

_ En el especial Halloween XVI hay un capítulo al que le llaman "BARTificial Inteligence" como claro homenaje a Inteligencia Artificial de Spielberg.

_ Cuando Los Simpsons van al parque de Rasca y Pica ven una película que se llama Salvajía, hace referencia a la película Fantasía de Disney. Igualmente ven una película de Pinoccio.

_ En un especial de La Casa del Terror, Flanders se le aparece como demonio a Homer para venderle una rosquilla, después desaparece como el demonio de Fantasía del fragmento de "Una noche al monte pelado".

_ Cuando Homer es acusado de acoso sexual, empieza a imaginar un mundo en el fondo del mar, cantando la canción "En el fondo del mar" de La Sirenita de Disney.

_ El capítulo El cabo del miedo, es una parodia de la película homónima de Martin Scorsese.

_ Los finales alternativos de la película Casablanca.

_ Cuando Bart es perseguido por Bob que acaba de salir de la cárcel, se puede observar que cuando Bart se va a dormir, entra Homer con una sierra eléctrica y una máscara de Hockey, claramente es de la película Viernes 13.

_ Las múltiples interpretaciones que hace Homer de canciones de los años 60,70 y 80 (inclusive algunas de los 90).

_ En Historias marginales, Marge cuenta la vida de Mozart, que se asimila a la película de Milos Forman, Amadeus.

_ En el capítulo Kampamento Krusty, Bart imita la postura y caracterización de Marlon Brando en Apocalipse Now.

_ En el capítulo 22 Cortos sobre Springfield, hace un homenaje a Pulp Fiction de Quentin Tarantino.

_ En el capítulo en que Abe Simpson le roba el coche a Homer y persigue a su enamorada, se puede observar cuando llegan a "Bronson, Missouri", todas las imitaciones de Charles Bronson, más su frase en todas las películas: "¡Esto no ha terminado!". En el capítulo del Festival de Cine de Springfield, aparece en una película llamdo "El Deseo Mortal", donde está acostado en una cama de hospital y dice: "desearía estar muerto".

_ En un capítulo muestra también una escena de Star Wars cuando el Sr. Burns mira por la pantalla de seguridad a sus trabajadores, se escucha de fondo la marcha imperial.

_ El capítulo que Lisa compite en las Delempiadas, es el mismo en el que en Hamburguesas Krusty ponen a la venta la Costillita, la cual, cuando Homer la prueba, sufre dilatación de sus pupilas, ritmo cardíaco acelerado, entre otros síntomas mostrados en Réquiem por un sueño de Darren Aronofsky.

_ En el capítulo en el que la mamá de Marge está a punto de casarse con el Señor Burns, se hace una parodia de la película "El graduado". Al finalizar el capítulo se oye una versión modificada de una de las canciones del sountrack de dicha película.

_ En el capítulo Monty no puede comprar mi amor, cuando el Señor Burns da una conferencia de prensa y los flashes lo deslumbran y quema el escenario, es una parodia de King Kong.

_ En el capítulo El viejo y El alumno insolente en donde Bart tiene que trabajar en el asilo de ancianos tras arruinar la ceremonia del Comité Olímpico Internacional, en el yate del Señor Burns, la escena de Smithers y Burns (el primero dibuja al segundo) es una parodia de Titanic.

_ El capítulo en que Homer y Bart van al Super Bowl, Rudy el chico al que no dejan subir al autobús, ha sido sacado de la película Rudy de 1993.

_ En Lisa obtiene una matrícula, se hace un homenaje a un videojuego, Dingo Veloz es el personaje Crash Badicoot de Sony.

_ El capítulo La marea Simpson en donde Homer se alista en la marina, la pesadilla que tiene Homer en el Planeta de las rosquillas es una alusíon directa a El planeta de los simios.

_ El capítulo donde el autobús se hunde en el mar y los niños llegan a una isla es una parodia completa de El señor de las moscas, en este mismo capítulo cuando Milhouse usa la liana para cruzar el precipicio, Bart se la pide de vuelta pero se niega igual que hace Indiana Jones en Busca del Arca Perdida.

_ En los capítulos donde toda la ciudad se une a una secta y cuando Homer va a la universidad, Willie y Bart captan la atención arañando una vidriera y una pizarra respectivamente como Quint en la película Tiburón.

_ En El milagro de Evergreen Terrace, la frase de Marge "No vas a creer lo que ha pasado. Ha sido un milagro". La frase y la escena que se desarrolla en la que todo el pueblo acude en ayuda de Los Simpsons esta sacada de Qué bello es vivir.

_ En el episodio donde Bart roba un videojuego, ve a los personajes Mario, Luigi y Donkey Kong de Nintendo y a Sonic de Sega.

_ En uno de los capítulos en los que el actor secundario Bob intenta matar a Bart se oye la canción de The Ring y se mueven los columpios al igual que en la película.

_ En el capítulo de el viaje a China cuando Bart pregunta a su padre qué es la menopausia, este dice: "La menopausia es el momento en la vida de toda mujer en que a la cigueña, que trae los bebes, le dispara un cazador borracho".

_ Cuando Los Simpson viajan a Londres, Bart y Lisa comen chocolates y debido al azúcar que estos contienen quedan algo drogados y se ponen a correr por las calles de la ciudad, emulando a Mark Renton y Sick Boy en el comienzo de Trainspotting.


Los Simpson como patrimonio cultural

Los Simpson se caracterizan por ser una comedia para adultos pero esconde muchos detalles culturales en muchos de sus episodios, ya sean cuadros, esculturas, películas, canciones, novelas. Estos son algunos ejemplos:

_ En el cuarto especial Halloween, Bart presenta tenebrosamente la serie con numerosos cuadros colgados y en ellos están dibujados retratos de algunos de los miembros de su familia. Estos cuadros están basados en cuadros de verdad:

1) Maggie derretida sujetada por palos. El cuadro verdadero es "El sueño" dibujado por Dalí, donde alude a Buñuel.

2) Homer persiguiendo a Bart por unas escaleras que bajan constantemente. El cuadro verdadero es un dibujo de Maurits Cornelis Escher, ascendiendo y descendiendo.

3) En un cuadro Lisa aparece en una versión caricaturesca del cuadro El grito de Munch.

4) Incluso Homer se vuelve "loco" al observar el cuadro de Perros jugando al póker de Cassius Marcelus Coolidge.

_ En un capítulo en el que un meteorito va a destruir la Tierra y el caos se apodera de la ciudad, podemos ver a Otto con el Guernica de Picasso.

_ En el capítulo Rasca, Pica y Marge, aparece El David de Miguél Ángel. Además en este capítulo se puede oír la sinfonía pastoral de Beethoven.

_ Cuando a Homer le califican como artista de vanguardia, va a un museo con Marge. Empieza a soñar y ve numerosos cuadros:

1) La persistencia de la memoria de Dalí.

2) El hombre de Vitrunio de Leonardo Da Vinci.

3) También se hace referencia a Picasso.

_ Cuando Bart sabotea un test de inteligencia y piensan que es superdotado, la familia Simpson va a la ópera a ver la representación de Carmen de Bizet.

_ Cuando Homer encuentra un libro olvidado que no devolvió a la biblioteca, lee a Bart y Lisa tres cuentos:

1) La primera historia es La Ilíada y La Odisea, ambas de Homero.

2) La segunda es Juana de Arco.

3) La tercera y última es Hamlet de Shakespeare.

_ En el capítulo de terror de los zombies se pueden ver muchas celebridades y personajes de la historia como zombies, entre ellos George Washington, Shakespeare (quien al morir exclama: "Será este el final de Shakespeare zombie...?/Ser o no ser, he ahí el zombie-dilema"), entre otros.

_ En la primera Casa del Terror, Lisa lee una historia de terror, esa historia es un poema de Edgar Allan Poe, El Cuervo.

_ El cuarteto de Homer es una parodia de Los Beatles.

_ En "La rival de Lisa", Alison prepara una maqueta para un concurso basada en un relato de Edgar Allan Poe, El corazón delator.

_ También es algo mencionable la música Jazz, principal afición de Lisa. Inclusive en el episodio en que Homer quiere saber más sobre Lisa, se nombra y escucha un álbum de Miles Davis.

_ En un capítuloHomer se compara con Don Quijote de la Mancha, pero al no recordar su nombre se lo describe a Marge, quien le dice como se llamaba pero el no le cree, por lo que lo busca en un libro y cuando Marge le pregunta: "¿Cómo se llamaba?, Homer responde, después de encontrarlo y ver que Marge estaba en lo cierto y él no: "No importa".

_ Cuando Homer y Bart se presentan al concurso de batallas de robots; la máquina del profesor Frink sigue las mismas leyes de la robótica que creó Isaac Asimov.

_ Cuando Lisa lee un poema y le dice a Homer que es el poema 20 de Pablo Neruda. También se hace referencia cuando Bart vende su alma y al no poder reir, Lisa exclama: "Pablo Neruda decía que la risa es el lenguaje del alma", a lo que Bart responde: "Conozco la obra de Pablo Neruda".

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La historia de Los Simpson (Parte 2)

Originalidad

Los Simpson es, en su conjunto, una crítica a todos los aspectos de la sociedad estadounidense, su forma de vida, su sociedad, sus valores, sus prejuicios, su sistema político. Por ello, se califica a esta serie para adultos.

La serie se caracteriza por poseer un sello propio que se muestra en cada capítulo. El comienzo de los episodios es fundamentalmente el mismo, pero con ligeros cambios.

Se ven las nubes sobre Springfield y abajo la central nuclear. Tras esto se muestra la escuela y la frase (distinta en cada capítulo) que hacen escribir a Bart en la pizarra como castigo. A continuación suena la campana y este sale de la escuela sobre su monopatín (skate), recorriendo toda la ciudad hasta su casa. Después aparece Homer manipulando barras de Carbono en la central nuclear, se oye la bocina de la hora del almuerzo, suelta las pinzas con las que manipulaba la barra y se le pega en la espalda, sin que él se de cuenta. La siguiente escena transcurre en un supermercado. Marge está pasando la compra por la caja y el empleado pasa por el láser a Maggie, como si fuese un artículo más. En este momento se ve que su precio es de 847,63 dólares. Más tarde se ve a Lisa tocando el saxofón en la banda escolar. De repente hace un solo improvisado y sale hacia su casa. El plano siguiente muestra a Homer conduciendo y quitándose de la espalda la barra de Carbono, lanzándola por la ventanilla. Bart, que va sobre su skate, la recoge. Luego se ve a Marge conduciendo junto a Maggie. Finalmente, Homer llega al garaje de su casa, Bart salta sobre el coche de este, Lisa casi lo atropella con su bicicleta y aparece Marge con su automóvil, persiguiendo a su marido. El siguiente plano lo forma el gag del sofá, siempre diferente y la pantalla del televisor mostrando los créditos.

Las drogas

Las alusiones a las drogas son muy frecuentes: Homer fumando marihuana, emborrachándose, etc. En el capítulo en que una adivina predice que Lisa alcanzará la presidencia de Estados Unidos, Bart le dice "legalízala". También hay varias veces en las que Marge se pregunta "¿Qué estara haciendo Bart?", Homer le responde "No sé, ¿vendiendo drogas?". En un capítulo en el que unos cuervos dañan los ojos de Homer, le recetan marihuana para soportar el dolor y evidentemente, Homer se engancha.

La homosexualidad

Han salido muchos homosexuales en la serie, además de haberse legalizado las bodas gay en Springfield con el objetivo de atraer ganancias. Los más conocidos son Waylon Smithers (el ayudante del Sr. Burns), Patty (la hermana de Marge) y el conjunto de Acerías "AJAX" de América. En un episodio donde un indígena le muestra su futuro a Bart, se aprecia a los hijos de Ned Flanders limpiando un mueble de una manera muy amanerada. Se suele pensar que Milhouse Van Houten tiene tendencias homosexuales, pues en un episodio, el psicólogo de la escuela se lo dejó entrever a la familia Simpson. También se planteó que el "famoso" astro del cine Troy McClure era homosexual e incluso se insinuó que hacía cosas indebidas con peces. Para eliminar ese rumor se casó con Selma, la hermana de Marge. El mismo Homer se fue a vivir con dos homosexuales cuando tuvo una crisis en su matrimonio.

Además ha habido muchísimas otras ocasiones en donde ha aparecido o se ha insinuado la homosexualidad en la serie como en el festival de cine en Springfield cuando el jefe Wiggum dijo "al fin podré maquillarme". También se ha insinuado mucho sobre la homosexualidad de Lenny y Carl (en el citado episodio de las bodas gay, Homer se "ordena" sacerdote y trata de casarlos, a lo que Marge responde "no los apures, tienen que resolverlo por sí mismos"). El mismo Homer es muchas veces puesto en situaciones amaneradas. Incluso se ha llegado a insinuar lo mismo con Bart y el abuelo en formas más que evidentes.

Otro momento de la serie donde se presenta la homosexualidad, es cuando Kent Brockman pasa por televisión una serie de nombres, que según él son homosexuales, pero a una velocidad a la que no se pueden percibir. Entre los nombres, se encuentran Matt Groening (creador de la serie y primero en la lista), Jhony Neutrino (una obvia parodia a Jimmy Neutrón, el niño genio) y el símbolo que durante una época usó el cantante y compositor Prince para sustituir su nombre.

Los desnudos

La desnudez es algo que se ve casi en cada episodio. Para algunos, el desnudo en Los Simpson es un factor de humor esencial en la serie. Homer se destacaría en este campo, Marge solo salió completamente desnuda en el último episodio de la novena temporada: ¿Marge, Puedo acostarme con el peligro? Bart ha salido en la serie desnudo casi tanto como su padre y Lisa es la única en la familia que no ha enseñado el trasero. A maggie sencillamente ya se la ha visto desnuda por ser un bebé. Sin embargo, en ningún episodio de Los Simpson han aparecido los genitales de ningún habitante de Springfield, ni los senos de ninguna mujer. En el episodio Pica, Rasca y Marge, se muestran los genitales de la estatua El David, de Miguél Ángel, un caso único en la serie.

La violencia

Las peleas en la serie también son frecuentes tanto en episodios normales como en los especiales de Halloween y en Rasca y Pica (en Hispanoamérica, Tomy y Daly). Un elemento clásico es el frecuente intento de estrangulamiento de Bart por parte de Homer, acompañado con el grito de "¡Pequeño demonio!" (en España lo que Homer suele decir es "Te voy a... "). También, aunque pase inadvertido, cuando Bart molesta a Lisa de forma cruel ella lo estrangula igual o más fuerte que Homer.

La muerte

Las muertes suelen producirse en especiales de Halloween. Una excepción serían las de Maude Flanders y "Encías Sangrantes" Murphy. Otra muerte contemplada fuera de los especiales de Halloween es la Frank Grimes, un compañero de trabajo de Homer que muere electrocutado tras sufrir un ataque de ira contra este. Al Doctor Marvin Monroe se le creyó muerto durante siete temporadas. En el capítulo donde Marge escribe el libro El Corazón Arponeado, aparece el Doctor Marvin Monroe y dice que estaba muy enfermo. Esto es contradictorio porque en la serie han aparecido su tumba, un hospital y una escuela de gimnasia en su nombre.

Las armas

Las referencias generadas por la serie sobre el tema del uso de armas es tratado de una forma muy poco sutíl (de la misma forma en que se tratan todos los temas de la serie). Se trata a las personas que las utilizan como ciudadanos poco cuerdos y sin real aprecio por la vida... así sean personas o animales.

Uno de los capítulos que más habla de este tema es aquel en el cual Homer quiere comprar un arma, entra a la tienda y elige una (no sin antes haber apuntado y disparado, sin estar cargada, al dueño) pero luego se entera de que tiene un mínimo de espera de cinco días y entonces dice "cinco días, pero estoy enojado hoy"; pasado los 5 días le dicen: "la investigación ha revelado que usted es una persona peligrosa, por lo tanto no puede tener más de tres armas".

Tampoco se puede olvidar que Maggie Simpson, disparó contra el Señor Burns y que esconde una escopeta en su cuna con la que salvó a Homer de un tiroteo con unos mafiosos. También se da a conocer que Bart tiene una increible habilidad con las armas que supuestamente obtuvo en la escuela pública.

La religión

Las referencias a la religión cristiana protestante, son una constante en la serie, Marge es muy creyente, mientras que al resto de la familia les da igual la fe y la religión. Flanders, es el más creyente de la serie y toda su vida está basada en la fe y Dios. Sin embargo, ha habido varias referencias a que el reverendo Lovejoy es ateo. Lisa Simpson es budista (al igual que Lenny y Carl) renunció al Cristianismo en el capítulo en que Homer destruye la iglesia y el Señor Burns la reconstruye reconvirtiéndola en un negocio. También se hacen referencias a otras religiones como el Judaísmo e Hinduísmo. No hay que olvidar cuando Homer, Bart, Lisa y Maggie se unen a una secta al igual que toda la ciudad, excepto Marge, la familia Flanders y el reverendo Lovejoy. También hay que citar que a lo largo de la serie se han hecho muchas referencias a que Dios no existe y que todas las religiones son un fraude, el momento más evidente fue cuando Homer se hace inteligente y descubre haciendo la declaración de la renta que Dios no existe. En el último capítulo de la temporada 16, se crea un debate entre Cristianos Protestantes y Católicos casi desembocando en una guerra, al final todo se calma cuando acuerdan en luchar contra la homosexualidad y las células madre (naturalmente ironizando y criticando la postura del Cristianismo) al final del capítulo se muestra que mil años después, Bart se ha convertido en un mesías y la humanidad vive en guerra por las dos religiones que han surgido de Bart. En un episodio Homer dice que Dios es su personaje de ficción favorito.

martes, 21 de septiembre de 2010

La historia de Los Simpson (Parte 1)

Los simpson (en inglés, The Simpsons) es una serie animada de televisión. De origen estadounidense y temática adulta, Los Simpson fueron creados por Matt Groening y narra la vida y el día a día de una familia de clase media estadounidense que vive en un pueblo ficticio llamado Springfield (uno de los motivos de que el pueblo se llame así es que en EEUU existen numerosos pueblos denominados de esa forma, lo que hace imposible su ubicación). En palabras de Groening, la serie es una sátira y crítica hacia la sociedad estadounidense.


La historia

Los Simpsons fue una serie creada por Matt Groening de unas ciudades que estaban a 20 Km entre ellas, en Kentucky, Estados Unidos. Los pueblos se llamaban Simpsonville y Shellbyville. También había un pueblo a 100 Km de allí llamado Evergreen, de donde se sacó el nombre de la calle donde vive la familia Simpson. A finales de 1985, James L. Brooks, productor del programa The Tracey Ullman Show, necesitado de entreactos para el programa, le encargó a Matt Groening que los realizara, pues le había gustado su otro trabajo, la tira cómica Life in Hell (La vida en el infierno). Los Simpson fueron creados en quince minutos, mientras Groening esperaba a ser recibido por Brooks en su despacho. El 19 de Abril de 1987 en un pequeño corto de dos minutos titulado Good Night, Los Simpson hicieron su primera aparición. Se emitieron cuarenta y ocho cortos en el programa, hasta que la familia pasó a tener su propia serie, cuyo primer capítulo se emitió el 17 de Diciembre de 1989. La cadena Fox tuvo dudas acerca de si la serie sería vista en horario de Prime Time, algo que no pasaba desde Los Picapiedra, por lo que planeó emitir sólo cuatro episodios en la primera temporada. James L. Brooks convenció a la cadena de que emitieran trece capítulos. Sin embargo, pronto Los Simpson se convirtieron en un éxito de audiencia.

Personajes

La familia Simpson está formada por cinco personajes principales, que son:

_ Homer Jay Simpson (Homer u Homero en doblaje latino), el padre con problemas de alcohol y poca inteligencia, pero siempre que su familia o alguien cercano tiene problemas, intenta ayudarlo como puede.

_ Marjorie Simpson (Marge), la madre y mujer de Homer a quien la familia no tiene mucho respeto y no escucha.

_ Bartholomew Jo Jo Simpson (Bart), el hijo mayor de Homer y Marge, a quien se le puede llamar "problemático", distinguido por su deliberada actitud a generar líos.

_ Lisa Marie Simpson (Lisa), la segunda hija de la pareja Simpson y la más inteligente de la familia, vegetariana, budista y a quien acude Bart cuando tiene problemas.

_ Margaret Simpson (Maggie), la hija menor que no sabe hablar y que siempre está con su madre.

Otros miembros de la familia son:

_ Abraham Simpson, el padre de Homero que estuvo presente en la Segunda Guerra Mundial y que siempre que se encuentra con su familia termina siendo un fastidio.

_ Mona Jay Simpson, la madre de Homero que tiene que escapar de la ley por sus ideas políticas.

_ Herbert Powell, medio hermano de Homero que antes de conocerle tenía una gran empresa de coches pero que tras pedirle a su hermano ayuda con un coche para la clase media, pierde todo lo que tenía.

_ Clancy Bouvier, el padre de Marge.

_ Jacqueline Bouvier, la madre de Marge.

_ Gladys Bouvier, tía fallecida de Marge.

_ Patty Bouvier, hermana de Marge.

_ Selma Bouvier, hermana de Marge.

Más personajes (en idioma original):

_ Agnes Skinner (madre de Seymour Skinner)
_ Apu Nahasapeemapetilon (comerciante)
_ Aristotle Amadopolis (dueño de la planta nuclear de Shellbyville)
_ Arnie Pie (reportero del helicóptero del Canal 6)
_ Artie Ziff (antiguo novio de Marge)
_ Barney Gumble (amigo de Homer Simpson)
_ Bernice Hibbert (esposa del doctor Hibbert)
_ Blinky (pez radioactivo)
_ Bola de nieve II (segundo gato de Los Simpson)
_ Bobo (osito de peluche de Burns)
_ Capitán Horatio McCallister (capitán de barco)
_ Carl Carson (compañero de Homer Simpson)
_ Cecil Underdunk Terrwilliger (hermano de Sideshow Bob)
_ Mr. Chalmers (superintendente escolar)
_ Charles Montgomery Burns (dueño de la central nuclear de Springfield)
_ Chester J. Lampwick (creador de Itchy and Scratchy)
_ Chester Turley (apodo Snake, presidiario)
_ Clancy Wiggum (polícia)
_ Cletus Delroy (el tonto del pueblo)
_ Dewey Largo (profesor de música)
_ Disco Stu (bailarín funk)
_ Dolphin Starbeam (pandillero)
_ Dr. Julius Hibbert (médico)
_ Dr. Marvin Monroe (psicoanalista)
_ Dr. Nick Riviera (médico fraudulento siempre envuelto en escándalos)
_ Duffman (actor publicitario)
_ Eddie (polícia)
_ Edna Krabappel (maestra)
_ Eleanor Albernathy (la anciana demente de los gatos)
_ Elizabeth Hoover (maestra)
_ Encías Sangrantes Murphy (músico)
_ Freddy Quimby (sobrino del alcalde)
_ Hank Scorpio (Dueño de Globex Corporation, quería dominar el mundo)
_ Hans Moleman (anciano con poca vista)
_ Helen Lovejoy (esposa del reverendo)
_ Herschel Krustofki (Krusty, el payaso)
_ Hyman Krustofki (padre de Krusty)
_ Itchy (dibujos animados)
_ Jasper Beardley (jubilado)
_ Jebediah Springfield (fundador de la ciudad, su verdadero nombre es Hans Sprungfeld)
_ Jeff Albertson (vendedor de comics)
_ Jessica Lovejoy (hija del reverendo)
_ Jimbo Jones (pandillero)
_ Joe "Diamond" Quimby (alcalde)
_ Joseph Teeny (Mr. Teeney, mono entrenado de Krusty)
_ Kearney (pandillero)
_ Kent Brockman (presentador televisivo)
_ Kirk Van Houten (padre de Milhouse)
_ Larry Burns (hijo del Sr. Burns)
_ Lenny Leonard (amigo de Homer Simpson)
_ Lionel Hutz (abogado)
_ Lou (policía)
_ Lurleen Lumpkin (cantante country)
_ Luann Van Houten (madre de Milhouse)
_ Manjula Nahasapeemapetilon (esposa de Apu)
_ Martin Prince (compañero de Bart y Lisa)
_ Maude Flanders (esposa de Ned Flanders)
_ Melvin Van Horn (actor cómico del show de Krusty)
_ Milhouse Van Houten (amigo de Bart)
_ Mindy Simmons (compañera de Homer Simpson)
_ Moe Szyslak (tabernero)
_ Ned Flanders (vecino de Homer Simpson)
_ Nelson Muntz (compañero de Bart y Lisa)
_ Otto Mann (chofer del bus escolar)
_ Pedro Chespirito/El hombre abeja (actor cómico)
_ Profesor Frink (científico loco)
_ Rainer Wolfcastle (actor de películas de acción)
_ Ralph Wiggum (hijo del jefe de policía)
_ Rex Banner (detective)
_ Robert Underduck Terrwilliger (actor, conocido como Sideshow Bob)
_ Rod Flanders (hijo de Ned Flanders)
_ Roger Meyers Jr. (director de Itchy and Scratchy Internacional)
_ Santas Little Helper (perro de Los Simpson)
_ Sarah Wiggum (esposa del jefe de policía)
_ Scratchy (dibujos animados)
_ Seymour Skinner (director de la escuela, su verdadero nombre es Armin Tanzarian)
_ Sherry y Terry (hermanas gemelas compañeras del colegio de Bart y Lisa)
_ Timothy Lovejoy (reverendo)
_ Todd Flanders (hijo de Ned Flanders)
_ Troy McClure (actor dramático y publicitario)
_ Waylon Smithers (secretario del Sr. Burns)
_ William MacMoran (Bedel del colegio)
_ W. Marion Williams (Tony el gordo, mafioso)

lunes, 20 de septiembre de 2010

El penal más largo del mundo (Osvaldo Soriano)

El penal más fantástico del que yo tenga noticia se tiró en 1958 en un lugar perdido del valle de Río Negro, en Argentina, un Domingo por la tarde en un estadio vacío. Estrella Polar era un club de billares y mesas de baraja, un boliche de borrachos en una calle de tierra que terminaba en la orilla del río. Tenía un equipo de fútbol que participaba en el campeonato del valle porque los Domingos no había otra cosa que hacer y el viento arrastraba la arena de las bardas y el polen de las chacras.
Los jugadores eran siempre los mismos, o los hermanos de los mismos. Cuando yo tenía quince años, ellos tendrían treinta y me parecían viejísimos. Díaz, el arquero, tenía casi cuarenta y el pelo blanco que le caía sobre la frente de indio araucano. En el campeonato participaban dieciséis clubes y Estrella Polar siempre terminaba más abajo del décimo puesto. Creo que en 1957 se habían colocado en el decimotercer lugar y volvían a sus casas cantando, con la camiseta roja bien doblada en el bolso porque era la única que tenían. En 1958 empezaron ganándole a Escudo Chileno, otro club de miseria.
A nadie le llamó la atención eso. En cambio, un mes después, cuando habían ganado cuatro partidos seguidos y eran los punteros del torneo, en los doce pueblos del valle empezó a hablarse de ellos.
Las victorias habían sido por un gol, pero alcanzaban para que Deportivo Belgrano, el eterno campeón, el de Padini, Constante Gauna y Tata Cardiles, quedara relegado al segundo puesto, un punto más abajo. Se hablaba de Estrella Polar en la escuela, en el ómnibus, en la plaza, pero no imaginaba todavía que al terminar el otoño tuvieran 22 puntos contra 21 de los nuestros.
Las canchas se llenaban para verlos perder de una buena vez. Eran lentos como burros y pesados como roperos, pero marcaban hombre a hombre y gritaban como marranos cuando no tenían la pelota. El entrenador, un tipo de traje negro, bigotitos recortados, lunar en frente y pucho apagado entre los labios, corría junto a la línea de toque y los azuzaba con una vara de mimbre cuando pasaban a su lado. El público se divertía con eso y nosotros, que por ser menores jugábamos los sábados, no nos explicábamos como ganaban si eran tan malos.
Daban y recibían golpes con tanta lealtad y entusiasmo, que terminaban apoyándose unos sobre otros para salir de la cancha mientras la gente les aplaudía el 1 a 0 y les alcanzaba botellas de vino refrescadas en la tierra húmeda. Por las noches celebraban en el prostíbulo de Santa Ana y la gorda Leticia se quejaba de que se comieran los restos del pollo que ella guardaba en la heladera. Eran la atracción y en el pueblo se les permitía todo. Los viejos los recogían en los bares cuando tomaban demasiado y se ponían pendencieros; los comerciantes les regalaban algún juguete o caramelos para los hijos y en el cine, las novias les consentían caricias por encima de las rodillas. Fuera de su pueblo nadie los tomaba en serio, ni siquiera cuando le ganaron a Atlético San Martín por 2 a 1.
En medio de la euforia perdieron, como todo el mundo, en Barda del Medio y al terminar la primera rueda dejaron el primer puesto cuando Deportivo Belgrano los puso en su lugar con siete goles. Todos creímos, entonces, que la normalidad empezaba a restablecerse. Pero el Domingo siguiente ganaron 1 a 0 y siguieron con su letanía de laboriosos, horribles triunfos y llegaron a la primavera con apenas un punto menos que el campeón.
El último enfrentamiento fue histórico por el penal. El estadio estaba repleto y los techos de las casas también. Todo el mundo esperaba que Deportivo Belgrano repitiera los siete goles de la primera rueda. El día era fresco y soleado y las manzanas empezaban a colorearse en los árboles. Estrella Polar trajo más de quinientos hinchas que tomaron una tribuna por asalto y los bomberos tuvieron que sacar las mangueras para que se quedaran quietos.
El referí que pitó el penal era Herminio Silva, un epiléptico que vendía las rifas del club local y todo el mundo entendió que se estaba jugando el empleo cuando a los cuarenta minutos del segundo tiempo estaban uno a uno y todavía no había cobrado la pena por más que los de Deportivo Belgrano se tiraran de cabeza en el área de Estrella Polar y dieran volteretas y malabarismos para impresionarlo. Con el empate el local era campeón y Herminio Silva quería conservar el respeto por sí mismo y no daba penal porque no había infracción.
Pero a los 42 minutos, todos nos quedamos con la boca abierta cuando el puntero izquierdo de Estrella Polar clavó un tiro libre desde muy lejos y se pusieron arriba 2 a 1. Entonces sí, Herminio Silva pensó en su empleo y alargó el partido hasta que Padini entró en el área y ni bien se le acercó un defensor, pitó. Ahí nomás dio un pitazo estridente, aparatoso y sancionó el penal. En ese tiempo el lugar de ejecución no estaba señalado con una mancha blanca y había que contar doce pasos de hombre. Herminio Silva no alcanzó siquiera a recoger la pelota porque el lateral derecho de Estrella Polar, el Colo Rivero, lo durmió de un cachetazo en la naríz.
Hubo tanta pelea que se hizo de noche y no hubo manera de despejar la cancha ni de despertar a Herminio Silva. El comisario, con la linterna encendida, suspendió el partido y ordenó disparar al aire. Esa noche el comando militar dictó estado de emergencia, o algo así, y mando a enganchar un tren para expulsar del pueblo a toda persona que no tuviera apariencia de vivir allí.
Según el tribunal de la Liga, que se reunió el martes, faltaban jugarse veinte segundos a partir de la ejecución del tiro penal y ese match aparte entre Constante Gauna, el shoteador y el gato Díaz al arco, tendría lugar el Domingo siguiente en el mismo estadio a puertas cerradas. De manera que el penal duró una semana y fue, si nadie me informa lo contrario, el más largo de toda la historia. El Miércoles faltamos al colegio y nos fuimos al pueblo vecino a curiosear. El club estaba cerrado y todos los hombres se habían reunido en la cancha, entre las bardas.
Formaban una larga fila para patearle penales al Gato Díaz y el entrenador de traje negro y lunar trataba de explicarles que esa era la mejor manera de probar al arquero.
Al final, todos tiraron su penal y el Gato atajó unos cuantos porque le pateaban con alpargatas y zapatos de calle. Un soldado bajito, callado, que estaba en la cola, le tiró un puntazo con el borceguí militar y casi arranca la red. Al caer la tarde volvieron al pueblo, abrieron el club y se pusieron a jugar a las cartas. Díaz se quedó toda la noche sin hablar, tirándose para atrás el pelo blanco y duro hasta que después de comer se puso un escarbadientes en la boca y dijo:
-Constante los tira a la derecha
-Siempre -dijo el presidente del club
-Pero él sabe que yo sé
-Entonces estamos jodidos.
-Sí, pero yo sé que él sabe -dijo el Gato.
-Entonces tírate a la izquierda y listo -dijo uno de los que estaban en la mesa
-No. Él sabe que yo sé que él sabe -dijo el Gato Díaz y se levantó para ir a dormir.
-El Gato esta cada vez más raro -dijo el presidente del club cuando lo vio salir pensativo, caminando despacio.
El Martes no fue a entrenar y el Miércoles tampoco. El Jueves, cuando lo encontraron caminando por las vías del tren estaba hablando solo y lo seguía un perro con el rabo cortado.
-¿Lo vas a atajar? -le preguntó, ansioso, el empleado de la bicicletería.
-No sé. ¿Qué me cambia eso? -preguntó.
-Que nos consagramos todos, Gato. Les tocamos el culo a esos maricones de Belgrano.
-Yo me voy a consagrar cuando la rubia de Ferreyra me quiera querer -dijo y silbó al perro para volver a su casa.
El Viernes, la rubia de Ferreyra estaba atendiendo la mercería cuando el intendente del pueblo entró con un ramo de flores y una sonrisa ancha como una sandía abierta. Esto te lo manda el Gato Díaz y hasta el Lunes vos decís que es tu novio.
-Pobre tipo -dijo ella con una mueca y ni miró las flores que habían llegado de Neuquén por el ómnibus de las diez y media.
A la noche fueron juntos al cine. En el entreacto el Gato salió al hall a fumar y la rubia de los Ferreyra se quedó sola en la media luz, con la cartera sobre la falta, leyendo cien veces el programa sin levantar la vista.
El Sábado a la tarde el Gato Díaz pidió prestadas dos bicicletas y fueron a pasear a las orillas del río. Al caer la tarde la quiso besar, pero ella dio vuelta la cara y dijo que el Domingo a la noche, tal vez, después que atajara el penal, en el baile.
-¿Y yo como sé? -dijo él.
-¿Cómo sabes qué?
-Si me tengo que tirar para ese lado.
La rubia Ferreyra lo tomó de la mano y lo llevó hasta donde habían dejado las bicicletas.
-En esta vida nunca se sabe quién engaña a quién -dijo ella.
-¿Y si no lo atajo? -preguntó él.
-Entonces quiere decir que no me querés -respondió la rubia y volvieron al pueblo.
El Domingo del penal salieron del club veinte camiones cargados de gente, pero la polícia los detuvo a la entrada del pueblo y tuvieron que quedarse a un costado de la ruta, esperando bajo el sol. En aquel tiempo y en aquel lugar no había emisoras de radio, ni forma de enterarse de lo que ocurría en una cancha cerrada, de manera que los de Estrella Polar establecieron una posta entre el estadio y la ruta.
El empleado del bicicletero subió a un techo desde donde se veía el arco del Gato Díaz y desde allí narraba lo que ocurría a otro muchacho que había quedado en la vereda que a su vez transmitía a otro que estaba a veinte metros y así hasta que cada detalle llegaba a donde esperaban los hinchas de Estrella Polar.
A las tres de la tarde, los dos equipos salieron a la cancha vestidos como si fueran a jugar un partido en serio. Herminio Silva tenía un uniforme negro, desteñido pero limpio y cuando todos estuvieron reunidos en el centro de la cancha fue derecho hasta donde estaba el Colo Rivero que le había dado el cachetazo el Domingo anterior y lo expulsó de la cancha. Todavía no se había inventado la tarjeta roja y Herminio señalaba la entrada del túnel con una mano temblorosa de la que colgaba el silbato.
Al fin, la policía sacó a empujones al Colo que quería quedarse a ver el penal.
Entonces el árbitro fue hasta el arco con la pelota apretada contra una cadera, contó doce pasos y la puso en su lugar. El Gato Díaz se había peinado a la gomina y la cabeza le brillaba como una cacerola de aluminio.
Nosotros los veíamos desde el paredón que rodeaba la cancha, justo detrás del arco y cuando se colocó sobre la raya de cal y empezó a frotarse las manos desnudas, empezamos a apostar hacia dónde tiraría Constante Gauna.
En la ruta habían cortado el tránsito y todo el Valle estaba pendiente de ese instante porque hacía diez años que el Deportivo Belgrano no perdía un campeonato. También la policía quería saber, así que dejaron que la cadena de relatores se organizara a lo largo de tres kilómetros y las noticias llegaban de boca en boca apenas espaciadas por los sobresaltos de la respiración.
Recién a las tres y media, cuando Herminio Silva consiguió que los dirigentes de los dos clubes, los entrenadores y las fuerzas vivas del pueblo abandonaran la cancha, Constante Gauna se acercó a acomodar la pelota. Era flaco y musculoso y tenía las cejas tan pobladas que parecían cortarle la cara en dos. Había tirado ese penal tantas veces -contó después- que volvería a patearlo a cada instante de su vida, dormido o despierto.
A las cuatro menos cuarto, Herminio Silva se puso a medio camino entre el arco y la pelota, se llevó el silbato a la boca y sopló con todas sus fuerzas. Estaba tan nervioso y el sol le había machacado tanto sobre la nuca, que cuando la pelota salió hacia el arco, el referí sintió que los ojos se reviraban y cayó de espalda echando espuma por la boca. Díaz dio un paso al frente y se tiró a su derecha. La pelota salió dando vueltas hacia el medio del arco y Constante Gauna adivinó enseguida que las piernas del Gato Díaz llegarían justo para desviarla hacia un costado. El Gato pensó en el baile de la noche, en la gloria tardía y en que alguien corriera a tirar la pelota al córner porque había quedado picando en el área.
El petiso Mirabelli llegó primero que nadie y la sacó afuera, contra el alambrado, pero el árbitro Herminio Silva no podía verlo porque estaba en el suelo, revolcándose con su epilepsia. Cuando todo Estrella Polar se tiró sobre el Gato Díaz, el juez de línea corrió hacia Herminio Silva con la bandera parada y desde el paredón donde estábamos sentados oímos que gritaba: "¡no vale, no vale!".
La noticia corrió de boca en boca, jubilosa. La atajada del Gato y el desmayo del árbitro. Entonces en la ruta todos abrieron las botellas de vino y empezaron a festejar, aunque el "no vale"llegara balbuceado por los mensajeros como una mueca atónita.
Hasta que Herminio Silva no se puso de pie, desencajado por el ataque, no hubo respuesta definitiva. Lo primero que preguntó fue "qué pasó" y cuando se lo contaron sacudió la cabeza y dijo que había que patear de nuevo porque él no había estado allí y el reglamento decía que el partido no puedo jugarse con un árbitro desmayado. Entonces el Gato Díaz apartó a los que querían pegarle al vendedor de rifas de Deportivo Belgrano y dijo que había que apurarse porque esa noche él tenía una cita y una promesa y fue otra vez bajo el arco.
Constante Gauna debía tenerse poca fe, porque le ofreció el tiro a Padini y recién después fue hacia la pelota mientras el juez de línea ayudaba a Herminio Silva a mantenerse parado. Afuera se escuchaban bocinazos de festejo y los jugadores de Estrella Polar empezaron a retirarse de la cancha rodeados por la policía.
El pelotazo salió hacia la izquierda y el Gato Díaz se fue para el mismo lado con una elegancia y una seguridad que nunca más volvió a tener. Constante Gauna miró al cielo y después se echó a llorar. Nosotros saltamos del paredón y fuimos a mirar de cerca a Díaz, el viejo, el grandote, que miraba la pelota que tenía entre las manos como si hubiera sacado la sortija de la calesita.
Dos años más tarde, cuando él era una ruina y yo un joven insolente, me lo encontré una vez, a doce pasos de distancia y lo ví inmenso, agazapado en puntas de pie, con los dedos abiertos y largos. En una mano llevaba un anillo de matrimonio que no era de la rubia de los Ferreyra sino de la hermana del Colo Rivero, que era tan india y tan vieja como él. Evité mirarlo a los ojos y le cambié la pierna; después tiré de zurda, abajo, sabiendo que no llegaría porque estaba un poco duro y le pesaba la gloria. Cuando fuí a buscar la pelota dentro del arco, el Gato Díaz estaba levantándose como un perro apaleado.
-Bien, pibe -me dijo-. Algún día, cuando seas viejo, vas a andar contando por ahí que le hiciste un gol al Gato Díaz, pero para entonces ya nadie se va a acordar de mí.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Emma Zunz (Jorge Luis borges)

Este cuento esta incluido en el libro "El Aleph", editado por primera vez en 1949.

El catorce de enero de 1922, Emma Zunz, al volver de la fábrica de tejidos Tarbuch y Loewenthal, halló en el fondo del zaguán una carta, fechada en el Brasil, por la que supo que su padre había muerto. La engañaron, a primera vista, el sello y el sobre; luego, la inquietó la letra desconocida. Nueve diez líneas borroneadas querían colmar la hoja; Emma leyó que el señor Maier había ingerido por error una fuerte dosis de Veronal y había fallecido el tres del corriente en el hospital de Bagé. Un compañero de pensión de su padre firmaba la noticia, un tal Fein o Fain, de Río Grande, que no podía saber que se dirigía a la hija del muerto.

Emma dejó caer el papel. Su primera impresión fue de malestar en el vientre y en las rodillas; luego de ciega culpa, de irrealidad, de frío, de temor; luego, quiso ya estar en el día siguiente. Acto continuo comprendió que esa voluntad era inútil porque la muerte de su padre era lo único que había sucedido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin. Recogió el papel y se fue a su cuarto. Furtivamente lo guardó en un cajón, como si de algún modo ya conociera los hechos ulteriores. Ya había empezado a vislumbrarlos, tal vez; ya era la que sería.

En la creciente oscuridad, Emma lloró hasta el fin de aquel día del suicidio de Manuel Maier, que en los antiguos días felices fue Emanuel Zunz. Recordó veraneos en una chacra, cerca de Gualeguay, recordó (trató de recordar) a su madre, recordó la casita de Lanús que les remataron, recordó los amarillos losanges de una ventana, recordó el auto de prisión, el oprobio, recordó los anónimos con el suelto sobre "el desfalco del cajero", recordó (pero eso jamás lo olvidaba) que su padre, la última noche, le había jurado que el ladrón era Loewenthal. Loewenthal, Aarón Loewenthal, antes gerente de la fábrica y ahora uno de los dueños. Emma, desde 1916, guardaba el secreto. A nadie se lo había revelado, ni siquiera a su mejor amiga, Elsa Urstein. Quizá rehuía la profana incredulidad; quizá creía que el secreto era un vínculo entre ella y el ausente. Loewenthal no sabía que ella sabía; Emma Zunz derivaba de ese hecho ínfimo un sentimiento de poder.

No durmió aquella noche, y cuando la primera luz definió el rectángulo de la ventana, ya estaba perfecto su plan. Procuró que ese día, que le pareció interminable, fuera como los otros. Había en la fábrica rumores de huelga; Emma se declaró, como siempre, contra toda violencia. A las seis, concluido el trabajo, fue con Elsa a un club de mujeres, que tiene gimnasio y pileta. Se inscribieron, tuvo que repetir y deletrear su nombre y su apellido, tuvo que festejar las bromas vulgares que comentan la revisación. Con Elsa y la menor de las Kronfuss discutió a qué cinematógrafo irían el domingo a la tarde. Luego, se habló de novios y nadie esperó que Emma hablara. En abril cumpliría diecinueve años, pero los hombres le inspiraban, aún, un temor casi patológico... De vuelta, preparó una sopa de tapioca y unas legumbres, comió temprano, se acostó y se obligó a dormir. Así, laborioso y trivial, pasó el viernes quince, la víspera.

El sábado, la impaciencia la despertó. La impaciencia, no la inquietud, y el singular alivio de estar en aquel día, por fin. Ya no tenía que tramar y que imaginar; dentro de algunas horas alcanzaría la simplicidad de los hechos. Leyó en La Prensa que el Nordstjärnan, de Malmö, zarparía esa noche del dique 3; llamó por teléfono a Loewenthal, insinuó que deseaba comunicar, sin que lo supieran las otras, algo sobre la huelga y prometió pasar por el escritorio, al oscurecer. Le temblaba la voz; el temblor convenía a una delatora. Ningún otro hecho memorable ocurrió esa mañana. Emma trabajó hasta las doce y fijó con Elsa y con Perla Kronfuss los pormenores del paseo del domingo. Se acostó después de almorzar y recapituló, cerrados los ojos, el plan que había tramado. Pensó que la etapa final sería menos horrible que la primera y que le depararía, sin duda, el sabor de la victoria y de la justicia. De pronto, alarmada, se levantó y corrió al cajón de la cómoda. Lo abrió; debajo del retrato de Milton Sills, donde la había dejado la antenoche, estaba la carta de Fain. Nadie podía haberla visto; la empezó a leer y la rompió.

Referir con alguna realidad los hechos de esa tarde sería difícil y quizá improcedente. Un atributo de lo infernal es la irrealidad, un atributo que parece mitigar sus terrores y que los agrava tal vez. ¿Cómo hacer verosímil una acción en la que casi no creyó quien la ejecutaba, cómo recuperar ese breve caos que hoy la memoria de Emma Zunz repudia y confunde? Emma vivía por Almagro, en la calle Liniers; nos consta que esa tarde fue al puerto. Acaso en el infame Paseo de Julio se vio multiplicada en espejos, publicada por luces y desnudada por los ojos hambrientos, pero más razonable es conjeturar que al principio erró, inadvertida, por la indiferente recova... Entró en dos o tres bares, vio la rutina o los manejos de otras mujeres. Dio al fin con hombres del Nordstjärnan. De uno, muy joven, temió que le inspirara alguna ternura y optó por otro, quizá más bajo que ella y grosero, para que la pureza del horror no fuera mitigada. El hombre la condujo a una puerta y después a un turbio zaguán y después a una escalera tortuosa y después a un vestíbulo (en el que había una vidriera con losanges idénticos a los de la casa en Lanús) y después a un pasillo y después a una puerta que se cerró. Los hechos graves están fuera del tiempo, ya porque en ellos el pasado inmediato queda como tronchado del porvenir, ya porque no parecen consecutivas las partes que los forman.

¿En aquel tiempo fuera del tiempo, en aquel desorden perplejo de sensaciones inconexas y atroces, pensó Emma Zunz una sola vez en el muerto que motivaba el sacrificio? Yo tengo para mí que pensó una vez y que en ese momento peligró su desesperado propósito. Pensó (no pudo no pensar) que su padre le había hecho a su madre la cosa horrible que a ella ahora le hacían. Lo pensó con débil asombro y se refugió, enseguida, en el vértigo. El hombre, sueco o finlandés, no hablaba español; fue una herramienta para Emma como ésta lo fue para él, pero ella sirvió para el goce y él para la justicia.

Cuando se quedó sola, Emma no abrió enseguida los ojos. En la mesa de luz estaba el dinero que había dejado el hombre: Emma se incorporó y lo rompió como antes había roto la carta. Romper dinero es una impiedad, como tirar el pan; Emma se arrepintió, apenas lo hizo. Un acto de soberbia y en aquel día... El temor se perdió en la tristeza de su cuerpo, en el asco. El asco y la tristeza la encadenaban, pero Emma lentamente se levantó y procedió a vestirse. En el cuarto no quedaban colores vivos; el último crepúsculo se agravaba. Emma pudo salir sin que lo advirtieran; en la esquina subió a un Lacroze, que iba al oeste. Eligió, conforme a su plan, el asiento más delantero, para que no le vieran la cara. Quizá le confortó verificar, en el insípido trajín de las calles, que lo acaecido no había contaminado las cosas. Viajó por barrios decrecientes y opacos, viéndolos y olvidándolos en el acto, y se apeó en una de las bocacalles de Warnes. Paradójicamente su fatiga venía a ser una fuerza, pues la obligaba a concentrarse en los pormenores de la aventura y le ocultaba el fondo y el fin.

Aarón Loewenthal era, para todos, un hombres serio; para sus pocos íntimos, un avaro. Vivía en los altos de la fábrica, solo. Establecido en el desmantelado arrabal, temía a los ladrones; en el patio de la fábrica había un gran perro y en el cajón de su escritorio, nadie lo ignoraba, un revólver. Había llorado con decoro, el año anterior, la inesperada muerte de su mujer - ¡una Gauss, que le trajo una buena dote! -, pero el dinero era su verdadera pasión. Con íntimo bochorno se sabía menos apto para ganarlo que para conservarlo. Era muy religioso; creía tener con el Señor un pacto secreto, que lo eximía de obrar bien, a trueque de oraciones y devociones. Calvo, corpulento, enlutado, de quevedos ahumados y barba rubia, esperaba de pie, junto a la ventana, el informe confidencial de la obrera Zunz.

La vio empujar la verja (que él había entornado a propósito) y cruzar el patio sombrío. La vio hacer un pequeño rodeo cuando el perro atado ladró. Los labios de Emma se atareaban como los de quien reza en voz baja; cansados, repetían la sentencia que el señor Loewenthal oiría antes de morir.

Las cosas no ocurrieron como había previsto Emma Zunz. Desde la madrugada anterior, ella se había soñado muchas veces, dirigiendo el firme revólver, forzando al miserable a confesar la miserable culpa y exponiendo la intrépida estratagema que permitiría a la Justicia de Dios triunfar de la justicia humana. (No por temor, sino por ser un instrumento de la justicia, ella no quería ser castigada). Luego, un solo balazo en mitad del pecho rubricaría la suerte de Loewenthal. Pero las cosas no ocurrieron así.

Ante Aarón Loewenthal, más que la urgencia de vengar a su padre, Emma sintió la de castigar el ultraje padecido por ello. No podía no matarlo, después de esa minuciosa deshonra. Tampoco tenía tiempo que perder en teatralerías. Sentada, tímida, pidió excusas a Loewenthal, invocó (a fuer de delatora) las obligaciones de la lealtad, pronunció algunos nombres, dio a entender otros y se cortó como si la venciera el temor. Logró que Loewenthal saliera a buscar una copa de agua. Cuando éste, incrédulo de tales aspavientos, pero indulgente, volvió del comedor, Emma ya había sacado del cajón el pesado revólver. Apretó el gatillo dos veces. El considerable cuerpo se desplomó como si los estampidos y el humo lo hubieran roto, el vaso de agua se rompió, la cara la miró con asombro y cólera, la boca de la cara la injurió en español y en ídish. Las malas palabras no cejaban; Emma tuvo que hacer fuego otra vez. En el patio, el perro encadenado rompió a ladrar, y una efusión de brusca sangre manó de los labios obscenos y manchó la barba y la ropa. Emma inició la acusación que había preparado ("He vengado a mi padre y no me podrán castigar..."), pero no la acabó, porque el señor Loewenthal ya había muerto. No supo nunca si alcanzó a comprender.

Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría, con esas y con otras palabras: Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal me hizo venir con el pretexto de la huelga... Abusó de mí, lo maté...

La historia era increíble, en efecto, pero se impuso a todos, porque sustancialmente era cierta. Verdadero era el tono de Emma Zunz, verdadero el pudor, verdadero el odio. Verdadero también era el ultraje que había padecido; sólo eran falsas las circunstancias, la hora y uno o dos nombres propios.

martes, 14 de septiembre de 2010

Nintendo festejó los 25 años de Super Mario Bros

La compañía japonesa celebró el aniversario de la llegada del emblemático personaje a la consola NES, que inició una exitosa trayectoria en diversas plataformas; la serie vendió más de 240 millones de unidades en todo el mundo.

Hace 25 años, en 1985, un videojuego que revolucionaría el panorama del entretenimiento familiar en todo el mundo: Super Mario Bros. Inició en la consola Nintendo Entertainment System (NES) una exitosa serie que vendió más de 240 millones de unidades en todo el mundo, de las cuales más de 40 millones corresponden al primer título.

Para festejar este aniversario, la compañía japonesa presentó un sitio web conmemorativo http://mario25.nintendo.com/, en donde canalizarán toda la información relacionada con el juego.

Una vista de la Family Computer de Nintendo y el cartucho de videojuego Super Mario Bros

Para festejar los 25 años de Super Mario Bros, Nintendo diseñó un sitio conmemorativo especial http:// mario25.nintendo.com/

Desde 1985, Mario se convirtió en el emblema de la compañía y no dejó de recorrer todas las consolas de Nintendo, adaptándose a las diversas tecnologías

Considerado una leyenda en la industria de los videojuegos, Shigeru Miyamoto sigue al frente de Nintendo como gerente de Análisis y Desarrollo

El CEO de Nintendo, Satoru Iwata, junto a Shigeru Miyamoto durante el lanzamiento de la consola GameCube en 2001

"Fue el fruto de la creatividad mis compañeros, que trabajaron duro en el proyecto de forma conjunta como un equipo", dijo Shigeru Miyamoto, el diseñador del legendario videojuego y actual gerente de la división de Análisis y Desarrollo de Nintendo.



Video oficial con la historia de Super Mario Bros y su paso por las diferentes consolas en estos 25 años

La popularidad del plomero italiano lo convirtió en el emblema de la compañía japonesa, junto a otros populares personajes de la serie, como su hermano Luigi y Yoshi. Desde los escenarios de plataformas en 2D, Mario pasó por diversas consolas y formatos de videojuegos de Nintendo. "La serie siempre tomó ventaja de los últimos avances tecnológicos", dijo Miyamoto.



El aviso publicitario de Nintendo por los 25 años de Super Mario Bros

Fuente: lanación.com, sección: Tecnología

viernes, 10 de septiembre de 2010

Publicidad gráfica creativa de la compañía de servicios móviles ATT Internacional

India















Bahamas




















Australia














Brasil















Canadá














China















Egipto















Costa Rica














China














Inglaterra














Italia















Francia




















Japón














Mexico














Marruecos














Mexico














Holanda














Noruega














Paraguay















Sudáfrica















Inglaterra














Japón















Rusia